Ayer tuvo lugar la primera jornada del 5º workshop Atlántico sobre Economía Energética y Ambiental que se celebra con carácter bianual en isla de La Toja (Galicia).
En él se propuso la implantación de un impuesto de eficiencia energética sobre la edificación, ya sea de nueva construcción como existente.
La idea se basa en aplicar impuestos basados en la calificación energética de los edificios, de forma que paguen más los que peor calificación energética tienen, beneficiando así a los edificios más eficientes, con el objetivo de que la mayoría de edificios consigan la máxima aproximación a la categoría A que estaría exenta de tasas.
A favor de esta iniciativa se mostraron Xavier Labandeira, catedrático de economía por la universidad de Lugo y Pedro Linares, Subdirector de Asuntos Económicos y Relaciones Institucionales de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería ICAI de la Universidad Pontificia Comillas, e investigador del Instituto de Investigación Tecnológica (IIT).
Según Pedro Linares, “una de las grandes lagunas en la eficiencia energética en España se focaliza en el sector de la edificación”. Por ello, aboga por imponer una tasa a los edificios más ineficientes que repercutiría directamente en los propietarios de los inmuebles y en los promotores. Además ha enfatizado en que “a la hora de comprar una vivienda, lo último de lo que se preocupa el cliente es de la cantidad de energía que consume, aunque al final la termine pagando. La idea es que el dato del consumo energético de la vivienda sea un factor determinante a la hora de adquirir una.
Xavier Labandeira subrayó que esta medida “no tiene carácter recaudatorio” ya que, de aplicarse, no conseguiría grandes inyecciones monetarias, sino que se pretende que tenga “carácter incentivador” ya que las políticas de incentivación de ahorro no han terminado de funcionar, no solo en España, sino en todo el mundo. La aplicación de la tasa sería sencilla, en el momento en que se fomente la obligatoriedad del Certificado Energético del Edificio y que sería un importante impulso en el sector de la construcción en materia de rehabilitación y además por estar vinculada a los impuestos locales.
Pedro Linares destacó que España es “mucho más ineficiente” en el uso de la energía que los países de su entorno, debido en parte a su modelo de desarrollo económico pasado, centrado básicamente en la construcción de viviendas e infraestructuras. Incluso ahora, en este período de contracción económica, seguimos sin aproximarnos a la media europea, especialmente en los sectores de edificación y transporte.
En EPHICERE creemos que cualquier medida encaminada a reducir nuestro consumo energético debe partir directamente de la concienciación social y no puede venir por la amenaza de un nuevo impuesto que, al final, soporta el comprador/usuario de la vivienda.
Lamentablemente, en muchas ocasiones es la única forma de conseguir cambiar una conciencia global, me permito el símil automovilístico actual. Desde la implantación del carnet por puntos, la tasa de siniestralidad ha descendido un 46.
No obstante, la instauración de una norma más rígida que no permita construir sin cumplir unos mínimos de ahorro energético más restrictivos, para la vivienda en construcción, la obligatoriedad de la implantación de la etiqueta energética en edificios existentes, que ayude a disuadir al comprador de una vivienda, en el caso del mercado de segunda mano, son medidas más razonables para fomentar esa concienciación global de ahorro, que la “recurrida” educación a base de impuestos.